Vamos a hablar de dos variedades de ginebra, tal vez las más conocidas. La variedad británica, conocida también como seca o de Londres, la cual tiene habitualmente una alta graduación; y la variedad holandesa, la cual es conocida también como Geneva, Genever, Schiedam o Hollans, de una relativamente baja graduación.

El gin británico, se produce haciendo perder el sabor y aroma de mezclas alcohólicas de alta graduación. Éstas son reducidas con agua, y puestas en recipientes en los cuales cogerán los aromatizantes y saborizantes propios que desee el productor. La mezcla resultante de este proceso es destilada de nuevo para, finalmente, reducirla a la graduación alcoholica propia de este gin, que va desde los 40 a los 47 grados.
Schiedam, Hollands, Genever o sencillamente, el gin holandés, es una variedad que se elabora generalmente a partir de malta. Un tercio de los cereales son aplastados, se hacen fermentar, y posteriormente, el resultado es rectificado hasta que adquiere el componente de alcohol deseado. Se aromatiza y saboriza, para nuevamente ser destilado el resultado, que quedará con un componente alcohólico entorno a los 43 o 44 grados, y un ligero aroma a malta.
Los gins británicos, y en general, cualquier clase de gin excepto el holandés, son tomados acompañando otras bebidas, en cócteles como el Gin Tonic o el Martini Seco. Por contra, el gin holandés, más dulzón en general, será tomado generalmente solo o en todo caso, con hielo.
Estas son pinceladas aproximadas sobre el proceso de elaboración, pero el toque que distingue a un gin de otro, está principalmente en las combinaciones de hierbas utilizadas en su aromatización y saborización, las cuales son guardas con celo por cada productor.