En pleno siglo XXI estamos viviendo un segundo renacer de los destilados de ginebra. El primero fue en los años 30 del siglo pasado, en Estados Unidos, donde en plena ley seca era una bebida muy apreciada. Ahora es la reina de los destilados y de la coctelera, y eso se debe a las increíbles ginebras Premium llenas de aromas y de sabores sutiles que le dan a esta bebida una calidad y un toque de perfección que no tienen otros alcoholes.

Todavía se produce Genever, como ya habíamos explicado se trata de la ginebra holandesa, sucesora de aquella que se fabricó como tónico para luchar contra los tumores biliares. El proceso de fabricación es muy diferente a las London Dry.
Se crean con la doble destilación en alambique de cebada malteada, centeno y maíz. Se obtiene de este proceso un alcohol llamado “vino de malta”, un alcohol purificado que conserva el sabor y el aroma de los cereales. Más tarde se aromatiza y se le da su sabor definitivo con el enebro, que se ha dejado secar durante dos años para aumentar sus azúcares y llevar sus aromas a la máxima expresión.
La Genever se envejece, de tres a quince años, en barricas de roble francés o americano, como el vino. Tiene una graduación alcohólica más baja que otras ginebras, alrededor de los cuarenta grados, y sólo se aromatiza con enebro. La Genever, mantiene un fuerte sabor a los cereales de los que proviene. Lo normal es tomarla sola, sin combinar con ninguna otra bebida.
En Holanda la más famosa y antigua es la destilería “Lucas Bols”, se fundo en 1575 y todavía está en funcionamiento. Los holandeses están muy orgullosos de ser los poseedores de la destilería más antigua del mundo. Pero este es otro tema que trataremos en otro artículo.