Aunque el hielo pueda parecer algo baladí en coctelería, esto no es así, ya que es un elemento decisivo en la calidad final de nuestro trago.
Más allá de la obvia función que tiene el hielo, enfriar, y más allá de la decoración que puede brindar a una copa, es un elemento que indispensablemente debe ser de calidad si no deseamos arruinar un cóctel. Si nos cuidamos a la hora de elegir una ginebra y una tónica, con el hielo debe pasar lo mismo.

El principal motivo por el que utilizamos hielo en la preparación de los combinados es simple: no siempre podemos tener todos los ingredientes y elementos necesarios a la correcta temperatura. Aunque después el cóctel, en su presentación y servicio puede no llevar hielo, probablemente lo utilicemos en la coctelera o en la copa, e igualmente es necesario que sea de calidad.
Por todo ello, es de suma importancia conocer el tipo de agua que vamos a congelar para conseguir nuestro hielo. Generalmente, tendremos dos opciones: agua corriente, del grifo; o agua mineral, embotellada.
La primera, si estamos completamente seguros de que es de calidad, sabe bien y es completamente adecuada, adelante, pero ten en cuenta que una concentración fuera de lo común de cualquier elemento no es recomendable por las alteraciones de sabor, principalmente, que podría provocar.
Es por ello que la recomendación general es utilizar agua minera, embotellada, con unas cualidades concretas. Deberemos prestar atención a su composición, al sabor que ofrece y ser consecuente con todo ello. El objetivo final del hielo es enfriar, por tanto, nunca deberá intervenir ni alterar el sabor, algo tan esencial en un cóctel.