
En 1575 el insigne Lucas Bols fundó a las afueras de Amsterdam la más antigua destilería de Holanda, orgullo de todos los holandeses. Se llamaba Het Lootseje, y no era más que un pequeño cobertizo donde empezaron a fabricar sus famosos destilados.
Esta época está marcada como el inicio del esplendor de los Países Bajos, centro del comercio mundial, y a través de la Compañía de las Indias Orientales Holandesas, llegaban a puerto grandes cargamentos de especias que Lucas Bols supo utilizar para llegar a crear una de las ginebras más celebradas del mundo. En 1664 el destilado favorito era la ginebra, y para la destilería Bols, su producto número uno.
Años más tarde su hijo, Ene Jacobs Bols, trasladó la destilería integrándola en la ciudad. Durante décadas fueron pasando las fórmulas de los destilados de padres a hijos, manteniendo en secreto los contenidos de sus elaboraciones. Esta tradición duró hasta 1816, año en que murió el último varón de la familia Bols. Sus descendientes femeninas vendieron la destilería con la condición sine qua non de que el nombre de Lucas Bols debía perdurar siempre como marca de la destilería.
Los nuevos propietarios recibieron una herencia increíble: 250 recetas, escritas de puño y letra por Lucas Bols, que habían sido celosamente guardadas durante cientos de años. La familia Moltzer, la ahora propietaria, dedica el mismo esfuerzo que sus antecesores para seguir manteniendo la calidad y el buen nombre de las bebidas Bols y su desarrollo hasta nuestros días lo veremos en una próxima entrega.